Ramiro Pigem – Responsable de licitaciones, Moventis
En la lucha contra el cambio climático, la movilidad se ha convertido en un pilar fundamental para la sociedad. Se trata de un concepto que ha evolucionado hacia una mayor integración de tecnologías sostenibles y prácticas responsables con el medio ambiente. Esto incluye, por ejemplo, el impulso de vehículos eléctricos, sistemas de transporte público mucho más eficientes, así como el fomento de formas de movilidad activa como caminar y montar en bicicleta.
A pesar de ello, el sector de la movilidad y del transporte aún tiene camino por recorrer. El aumento drástico de las emisiones de CO2 en el último siglo, superando ya los 35.000 millones de toneladas métricas anuales a nivel global, ha generado una creciente preocupación por los impactos del transporte en el cambio climático, ya que este sector sigue siendo responsable aproximadamente de un cuarto de estas emisiones.
Esta tendencia, exacerbada en las últimas tres décadas, ha puesto de relieve la urgencia de abordar la crisis climática desde la perspectiva de la movilidad, un sector que tiene como prioridad y obligación cumplir con la Agenda 2030 de la ONU y avanzar en la senda que le permita alcanzar la neutralidad de carbono en el año 2050.
Pero ¿cuáles son los desafíos a los que nos enfrentamos ahora mismo tanto los operadores, las administraciones públicas y los usuarios?
En primer lugar, debemos partir de una infraestructura que debe ser adecuada y evolucionar al mismo ritmo que lo hacen el resto de los actores. Una infraestructura bien diseñada y accesible, que incluya estaciones de carga para vehículos eléctricos y una red eficiente de transporte público, no solo facilita la transición hacia modos de transporte más limpios, sino que también contribuye a reducir la congestión del tráfico, las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire, mejorando así la calidad de vida en las ciudades y promoviendo un futuro más sostenible.
Otro de los desafíos en la descarbonización del transporte radica en la búsqueda de alternativas más allá de la electrificación, ya que este enfoque no es adecuado para todos los tipos de vehículos, especialmente aquellos que recorren largas distancias y requieren de altas autonomías. Por lo tanto, encontrar nuevos modelos que puedan abordar estas necesidades específicas, como el desarrollo de biocombustibles sostenibles o la optimización de la eficiencia de los motores de combustión interna, es crucial.
También es clave monitorear y evaluar el proceso de descarbonización. Es decir, qué datos queremos extraer de nuestras operaciones, cómo los obtenemos, cómo los gestionamos y cómo los interpretamos. Y, obviamente, cómo los analizamos para anticipar las necesidades futuras.
Evidentemente, además de desarrollar nuevas tecnologías y saber implementarlas, es esencial orientar la educación y formación para construir una fuerza laboral capacitada que pueda acelerar la adopción de estas innovaciones. Esto implica no solo capacitación en ingeniería, sino también en áreas como planificación urbana, conducción eficiente que maximice el rendimiento de los vehículos, y soft skills para facilitar la transición hacia nuevos modelos de movilidad.
La interconexión de todos estos desafíos para la descarbonización del transporte converge en la necesidad de establecer metas comunes que guíen la planificación y políticas tanto a nivel urbano como interurbano. Esto implica la implementación de incentivos para fomentar la adopción de tecnologías limpias, así como la coordinación efectiva entre los sectores público y privado para impulsar la innovación y la inversión en infraestructuras sostenibles. Establecer un marco regulatorio claro y coherente, junto con una colaboración activa entre diferentes actores, es esencial para abordar de manera integral los desafíos del transporte y avanzar hacia un futuro más sostenible y resiliente.
Moventis TCC Pamplona, una compañía pionera
La preocupación sobre la descarbonización no es nueva en Moventia, que desde hace años trabaja en una estrategia de futuro que permita que toda su flota de vehículos – tanto de movilidad colectiva en Moventis, como de movilidad privada en Movento – avance hacia un escenario más eficiente. De hecho, sólo entre los años 2020 y 2023 el grupo ha realizado una importante inversión de 120 millones de euros enfocada a la renovación de sus flotas.
Dentro de esta gran estrategia de grupo, Moventis TCC Pamplona ha emergido como un faro de innovación y liderazgo en el campo de la descarbonización del transporte, una división que ha estado a la vanguardia de la introducción de energías y tecnologías de bajas emisiones durante los últimos 12 años. Esta filial ha sido un modelo de excelencia, transportando a más de 40 millones de pasajeros al año con una flota de 160 autobuses, y lo más importante, lo ha hecho con un enfoque decidido en la reducción de su huella de carbono.
El viaje de Moventis TCC Pamplona hacia la descarbonización ha concatenado una serie de hitos significativos y pioneros a nivel nacional e internacional. Desde las primeras pruebas de autobuses eléctricos en 2011 hasta la introducción de autobuses de gas natural comprimido en 2022, la empresa ha demostrado una determinación constante para explorar y adoptar nuevas tecnologías. Además, en un enfoque hacia la economía circular, se podría incluso plantear la posibilidad de aprovechar los residuos locales para la producción de biometano, siendo éste un ejemplo inspirador de cómo la innovación puede prosperar en armonía con la sostenibilidad ambiental.
Uno de los momentos más destacados de esta travesía fue la decisión en 2019 de operar una línea exclusivamente con 6 autobuses eléctricos de carga rápida (línea L9 entre la universidad y la estación de Renfe), un hito sin precedentes en España que marcó un paso adelante en la adopción de vehículos de emisión cero. Este enfoque visionario ha sido respaldado por iniciativas como la reciente instalación de nuevas estaciones de carga lenta en cocheras y la incorporación de autobuses eléctricos de última generación, impulsando aún más la transición hacia una flota neutra en carbono.
Los resultados de estos esfuerzos son innegables. Desde 2014, Moventis TCC Pamplona ha logrado reducir su huella de carbono en un impresionante 17%, un logro que destaca el impacto positivo y tangible de sus iniciativas de descarbonización. Con la mirada puesta en el futuro, la empresa se ha comprometido a seguir liderando el camino hacia un transporte más limpio y sostenible. Su visión para alcanzar la neutralidad en carbono para 2030 en Pamplona es un testimonio de su dedicación a construir un mundo mejor para las generaciones venideras.